El campo geohistórico nace como enfoque de las ciencias sociales, desde
la geografía en la década de los setenta en Venezuela, fundamentado con los
aportes del profesor Ramón Tovar, dando origen a un nuevo paradigma para
enfrentar la visión disciplinar desde la praxis interdisciplinaria, lo cual
desarrolla en el plano epistemológico y ontológico, la unidad dialéctica
tiempo-espacio, como fundamento de la realidad a explicar, del mismo modo se
explica el proceso histórico (diacrónico) en el territorio, suelo, lugar o
espacio (sincrónico) bajo condiciones históricas dadas y ampliamente
determinadas.
Por tal motivo, debemos tener presente que el espacio geográfico es el
objeto de estudio de la geografía y que esta misma comprende tanto el espacio
físico como todos aquellos paisajes que han sido creados o modificados por el
hombre; Por su parte, la geografía suele considerarse como una ciencia social
que actualmente, es tal vez la disciplina académica que más campos abarca desde lo histórico hasta lo
metodológico, profundizando la dinámica del espacio geográfico, apoyada en una
propuesta de interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, concibiendo la
posibilidad de conocer y comprender la realidad existente del espacio social
construido por los grupos humanos, en condiciones históricas determinadas,
aplicando de igual manera, criterios de orden epistemológicos y pedagógicos que contextualicen la dinámica
del espacio geográfico inserto en el proceso globalizador y sumergido de igual
forma en la era tecnológica que demanda en el presente a la humanidad.
En este contexto, actualmente han ocurrido muchos cambios a nivel
educativo de acuerdo al contexto social, económico, que incluye las políticas
educativas, esto conlleva a reestructurar la planificación, los contenidos,
pero sobre todo las estrategias a utilizar por parte de los y las docentes,
debido a las nuevas tecnologías de comunicación, que están revolucionando al
mundo y que desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de la cultura
moderna; es por ello que, se debe repensar en la manera de impartir el
conocimiento de la geografía e historia, debido a los cambios y
transformaciones que demanda la era de la tecnología y el quehacer educativo en un mundo
globalizado.
La revolución tecnológica puede ser una estructura positiva para la
sociedad, debido a que logra desarrollar cambios positivos en su formación,
tomando en cuenta las habilidades y destrezas de cada individuo, así como su
espacio geográfico en cualquier lugar del planeta tierra, lo que permite
capacitar ciudadanos críticos, creativos que puedan desenvolverse en el mundo
actual, a través del acceso de información, comunicación y soporte didáctico
que permite preparar clases, documentar trabajos, correspondencias
electrónicas, edición de páginas web, editores online, tutorías telemática,
redes sociales, entre otras.
En este sentido, importa tener presente que toda fundamentación
metodológica en el estudio de lo geográfico conlleva a la explicación de todo
lo relacionado con el método o métodos que podrían ser útiles en el proceso
investigativo, puesto que, penetrar en
el mundo de la ciencia social cuantitativa, donde las matemáticas y el método
estadístico de los conjuntos permitan guiar la información cuantitativa hacia
la comprensión cualitativa del espacio, como lo expone el método geográfico, ya
que la teoría materialista de la historia, nos permite aproximarnos a la
explicación de ese proceso objetivado espacialmente, donde el espacio geográfico
se admite como una unidad dialéctica que requiera comprensión y explicación.
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